6 September 2011

Tour europeo de Jonbe Agirre, Eneko Sáenz de Samaniego y Pol Palau.

Tour europeo de Jonbe Agirre, Eneko Sáenz de Samaniego y Pol Palau.


Pol Palau con la montaña de Céüse a sus espaldas.


Eneko Sáenz escalando en Céüse.


Jonbe Agirre en la misma vía.


Pol Palau haciendo bloque en Cavallers.


Jonbe en 'Frankenstein', 8a en Frankenjura.













A finales de julio comenzamos el periplo europeo Jonbe, Eneko y Pol. Para empezar nos dirigimos a dos sitios muy especiales de Catalunya: El Barranc de Serradell y Cavallers. Conocimos estos dos excelentes rincones, uno con sus espectaculares vías y su atípica temperatura y el otro con sus magníficos bloques en un paraje idílico.





Dejamos atrás Catalunya y nos adentrarnos en las infinitas (y caras) autopistas francesas. El objetivo: La Balme Yenne. Un impresionante muro estilo Korea (Araotz) que nos topamos totalmente mojado e impracticable. Así, nos desplazamos a una cueva cercana llamada Virignin, pero esto solo hizo despertar más todavía las ansias por llegar a la meca de la deportiva: FRANKENJURA, también llamada Franconia Suiza.





Esta región de Alemania es todo un parque de atracciones ‘friki’. Ir por la carretera supone tener los dientes largos: ¡Mira, un sector a la izquierda! ¡Vaya desplomaco ahí adelante!… Y esto es lo que caracteriza a esta mágica zona, que cada día escalas en un rincón diferente de estilo muy variado, cosa que no puedes hacer en cualquier otro lugar. Es por esto por lo que no llegamos a ensayar mucho ninguna vía, siendo así 8a+ el grado más duro ensayado, 8a al estilo flash y 7c+ a vista. Cada día consistía en encontrar un nuevo muro, en una nueva expedición por el bosque y en dosificar la energía que durante todo el año habíamos guardado para este viaje.





Después de llevar más de dos semanas en el Franken, decidimos darle un giro al viaje e ir a ver la final de la Copa del Mundo de Boulder de Munich. Es decir, pasar de estar en uno de los sitios más arcaicos de la escalada a contemplar la máxima expresión de modernismo de la misma actividad.





Desde esta preciosa ciudad nos fuimos hasta Céüse, que como bien muchos dicen: el mejor muro de deportiva que hay. Pensamos que sería el mejor final para el viaje, y así fue. A pesar de ser solo dos los días que pudimos disfrutar de la espectacular pared, valió la pena quedarnos con la miel en los labios y saber que por muchas injurias que se suelten en la famosa aproximación, siempre valdrá la pena fusionar los dedos con esta roca única.





Finalmente, 6.000 kilómetros recorridos en un mes, muchísimas experiencias enriquecedoras y mucha motivación. Despedido el verano, ¡ahora tenemos un curso por delante lleno de proyectos y ya estamos pensando en el próximo viaje!





- Blog de Jonbe Agirre.

- Blog de Pol Palau.










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